Descripción
Todo diseñador gráfico proyecta mensajes visuales por encargo. Mensajes que. Para no resultar fallidos. Deben poder ser leídos y decodificados en las duras condiciones de la comunicación social. En este sentido. Por ejemplo. Por original e innovador que pueda parecer un afiche. Si en los hechos pasa inadvertido o se vuelve ilegible no cumplirá su principal función. Que no es reflejar las ocurrencias creativas del diseñador sino transmitir. De la mejor manera posible. El mensaje a sus audiencias. Este libro es la réplica a una serie de ilusiones y falsas creencias que suelen alentarse en las escuelas de diseño y que constituyen una mitología muy arraigada en ciertos ambientes universitarios. Entre ellas. La idea de que. A la hora de diseñar. La innovación y la creatividad en sí mismas son los valores más apreciados. O que el diseñador puede decidir libremente la orientación del mensaje. Ajeno a la necesidad de su comitente. O que el diseño tiene fines sociales propios. Por inocentes que parezcan. Estas ilusiones son perjudiciales: están alejadas del oficio real de diseñar. Entorpecen la práctica y distorsionan su enseñanza. En palabras del autor. El vigor que estas supersticiones manifiestan y la facilidad con que son creídas motivaron este trabajo. Dirigido a maestros y aprendices preocupados por el diseño eficaz de mensajes visuales en sus contextos reales de actuación. Cada capítulo comienza planteando una ilusión y luego presenta. Con ejemplos y argumentaciones precisas. El correspondiente desengaño. Así. Al aceptar ceñirse a una determinada estructura textual. El libro mismo encarna la concepción del diseño gráfico que defiende: un oficio rigurosamente condicionado por la demanda y el contexto. Y por lo tanto alejado de la libre creatividad.