Descripción
No es fácil encontrar una personalidad que desde sus primeros trabajos exhiba una coherencia -y una madurez- como el trabajo de Cerdá testimonia. Las raíces marcadamente racionalistas de su arquitectura (una de cuyas fuentes es el italiano Terragni) pueden ser reconocidas no sólo en la adopción sistemática de sólidos puros y en la relación con el espacio exterior a través de filtros y amplias pantallas, así como en el estudio de la organización interna, donde la fluidez del espacio nos evoca, por ejemplo, históricos aromas de Garches o Poissy. La habilidad de Manuel Cerdá, es, en cada caso, la capacidad de fusionar estas perspectivas teóricas con los elementos naturales propios de su tierra. La luz desempeña un papel clave en las composiciones de la Cerdá, y en igual medida, el resto de elementos naturales: agua, elemento verde, elección y tratamiento de materiales