Descripción
París, 1897. Un hombre escribe sentado a una mesa en una habitación abarrotada de muebles: he aquí al capitán Simonía, un piamontés afincado en la capital francesa, que desde muy joven se dedica al noble arte de crear documentos falsos. Hombre de pocas palabras, misógino y glotón impenitente, el capitán se inspira en los folletines de Dumas y Sue para dar fe de complots inexistentes, fomentar intrigas o difamar a las grandes figuras de la política europea. Caballero sin escrúpulos, Simonía trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia, e incluso Hitler acabaría aprovechándose de sus malvados oficios.