Descripción
Una ciudad no se determina por su tamaño, no se trata de una cuestión de grado, de acumulación de casas y gentes sino de naturaleza; no es algo a medirse en cantidades extensivas sino intensivas. Paul Virilio alguna vez escribió que la ciudad empieza con esa ansiedad que sentimos al acercarnos a ella. Cuando las personas, las familias y luego los barrios o las comunidades ya no bastan a sí mismos, cuando ya no pueden ser autónomos sino que dependen unos de otros, o interfieren unos con otros, hay entonces ciudad.