Descripción
Entre el boceto y la ciudad hay una luz inesperada, un correlato amoroso, un ritmo formal común. La velocidad del trazo, la escena que el boceto recorta de una escena mayor, su pulsión fragmentaria, el modo en que al interior del boceto conviven tiempos heterogéneos, discontinuos, moviéndose, su predisposición al detalle hundido, al foco sobre lo suelto, lo obvio, la elegancia para cruzar anomalías o aun ignorar el peso de la perspectiva o de las grandes aperturas paisajísticas, las grandes avenidas de mainstream, sus apelaciones teatrales, el teatro menor del boceto, sus condensaciones dramáticas, el hecho de que al mirar se vea un cuerpo doble, la representación de una representación, la alegría del boceto excluyéndose de toda visión esencial que habrá de pensarse en este libro como el subsuelo, la energía y la vida de la ciudad. Bloc es un elogio del boceto porque es un elogio de la ciudad. El boceto de Adriana Yoel abre dos vías de acceso a Buenos Aires: la costumbre y la caricatura. El hábito -las rutinas instantáneas, fotográficas- cuyo lenguaje más inquietante deriva de su compleja o imposible fijación en el tiempo regular de la costumbre; y el hábito distanciado de imitación, impregnado de percepción inmediata, diurna, pero volcado sobre una composición de elaboraciones yuxtapuestas donde conviven hilos de pequeñas historias perdidas, matices biográficos, objetos desprendidos, memoria, inclinaciones y tensiones de luz. Y la vida grotesca, la poderosa iluminación de caricatura que la ciudad ofrece y multiplica en su teatro del presente; figuras alegóricas, máscaras que ya vimos desde siempre y que por eso no vimos nunca. Bloc ensaya una mirada del Buenos Aires que oscuramente conocemos, lo devuelve a un ritmo nuevo, un ritmo que nos invita a persistir en la delicada paciencia y la alegría del amor por la ciudad.